Pero nuestro freak preferido, que se llama igual, no es un champán sino un crítico de arte y de cultura en una revista de Ginebra (Suiza): Tribune de Genève.
Su rostro es una obra de arte, con la silicona implantada para formarse unos cuernos, con los lóbulos agujereados o con todo tipo de cortes, bultos y ranuras.
De verdad que cenar con un personaje así debe ser una experiencia inolvidable, incluso si le salen los tragos de champán francés por alguo de sus agujeros, mientras estamos conversando sobre el arte y la pornografía de los frescos de Pompeya y Herculano.
crítico de arte y cultura para un periódico en Génova, sucede que su cuerpo está cubierto en los tatuajes más vibrantes que alguna vez se hayan creado. Tiene también implantes de silicon debajo de la piel para darle una apariencia con “cuernos”, agujeros de 2.7 pulgadas en los lóbulos de las orejas, piercing de plexiglás transpasándole la nariz y el labio inferior. “Muestro mis tatuajes como arte” dice.
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