Las dilataciones son una forma de expandir una zona para colocar una joya del tamaño logrado.
Se realizan de modos distintos.
El primero y menos agresivo, es el tapering, se trata de pasar barras de un grosor creciente por el lóbulo (o la zona deseada). Este proceso puede ser realizado por un piercer profesional, que te garantizará que queden rectas y podrá pasarte hasta 5 ó 6 mm por sesión, pero también puedes dilatarte tu mism@ comprando las barras dilatadoras.
Las barras dilatadoras empiezan por una medida y acaban con otra superior, el método es sencillo, se trata de introducir la barra dilatadora y con la ayuda de un lubricante estéril, como la vaselina pura, conseguir colocar la joya en su zona más ancha, con paciencia.
Para subir el tamaño se debe esperar a la curación del aumento anterior, entre y entre intervención deberían pasar, al menos, unas dos semanas (o más, dependiendo de la capacidad de cicatrización de cada uno). El aumento recomendado en cada sesión es de entre 2 y 4 mm.
Otro método más rápido de dilatar es el realizado con un dermal punch, este instrumento sirve para extraer biopsias de la piel, es un bisturí circular que atrapa en el interior la zona que se atraviesa. Son estériles y desechables
Este método está recomendado en lóbulos que no tienen ninguna perforación inicial, es una manera de perforar no estirando sino por un pequeño mordisco inicial que irá dilatándose posteriormente con barras dilatadoras. Los dermal punch suelen tener un diámetro de 1.5/2/3/5 mm, realizan un corte limpio y redondo
El tercer método es el más eficaz y el más rápido pero también el más invasivo.
Se trata de crear, en una sesión, el agujero a la medida ideal deseada (con las limitaciones que ofrece cada oreja), por ejemplo, si en un principio tenemos claro que queremos unas dilataciones a 10 mm, se dibuja una circunferencia en el lóbulo con ese diámetro y dentro de la circunferencia se dibuja una X, con un bisturí se abrirá la X y acto seguido se pasa una joya adecuada de primera puesta con la medida exacta del corte y se corta la carne que resulta sobrante alrededor de la joya, no hay sangre porque la joya hace suficiente presión en la herida.
A pesar de ser un proceso, a primera vista, bastante agresivo, en realidad se trata de un procedimiento rápido, apenas indoloro (el bisturí es muy fino y apenas se nota) y evita el efecto antiestético de las dilataciones conocido como orejas de Buda: en las dilataciones realizadas paso por paso, el lóbulo se va estirando e inevitablemente, haciéndose más grande, con el procedimiento con bisturí, el corte es limpio y encaja perfectamente en el espacio de la oreja, y además también podría dilatarse a mayor medida si se deseara, una vez cumplida la cicatrización.
Más allá de los lóbulosSe trata de crear, en una sesión, el agujero a la medida ideal deseada (con las limitaciones que ofrece cada oreja), por ejemplo, si en un principio tenemos claro que queremos unas dilataciones a 10 mm, se dibuja una circunferencia en el lóbulo con ese diámetro y dentro de la circunferencia se dibuja una X, con un bisturí se abrirá la X y acto seguido se pasa una joya adecuada de primera puesta con la medida exacta del corte y se corta la carne que resulta sobrante alrededor de la joya, no hay sangre porque la joya hace suficiente presión en la herida.
A pesar de ser un proceso, a primera vista, bastante agresivo, en realidad se trata de un procedimiento rápido, apenas indoloro (el bisturí es muy fino y apenas se nota) y evita el efecto antiestético de las dilataciones conocido como orejas de Buda: en las dilataciones realizadas paso por paso, el lóbulo se va estirando e inevitablemente, haciéndose más grande, con el procedimiento con bisturí, el corte es limpio y encaja perfectamente en el espacio de la oreja, y además también podría dilatarse a mayor medida si se deseara, una vez cumplida la cicatrización.
También son dilatables los labios, la nariz, el cartílago de la oreja, los genitales... todo a gusto de portador.
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